Según la información proporcionada en el sitio web del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional, los flujos migratorios hacia Europa se desarrollan principalmente a lo largo de las siguientes rutas:
- Mediterráneo central, con llegadas por mar a Italia y Malta de migrantes provenientes principalmente de África subsahariana y del norte de África, que transitan por Túnez y Libia. El número de migrantes irregulares en esta ruta ha aumentado considerablemente desde 2020, y la UE está tomando medidas concretas para abordar las causas profundas de la migración.
- Mediterráneo oriental, con llegadas a Grecia, Chipre y Bulgaria. Los migrantes provienen en su mayoría de Siria y, desde 2016, el número de llegadas ha disminuido considerablemente, también gracias a la cooperación entre la UE y Turquía.
- Mediterráneo occidental, con llegadas irregulares a España, tanto por mar como por tierra hacia las enclaves de Ceuta y Melilla (norte de África). Los migrantes provienen principalmente de Argelia y Marruecos, pero también de África subsahariana. El pico de 2018 llevó a una intensificación de la colaboración entre España y Marruecos.
- África occidental, con llegadas irregulares a las Islas Canarias y tránsitos a través de Marruecos, el Sáhara Occidental, Mauritania, Senegal y Gambia. En los últimos años, el número de llegadas por esta ruta ha aumentado considerablemente. Desde la crisis ruso-ucraniana, se ha dirigido un masivo flujo de refugiados hacia la Unión Europea, para los cuales se han aplicado respuestas concretas como la activación de la protección temporal y la asignación de recursos financieros significativos.
Se define como segunda y tercera generación de inmigrantes a aquellos nacidos en Italia, hijos o nietos de personas emigradas de otros países. Estas personas, tanto jóvenes como mayores, en muchas ocasiones no poseen la ciudadanía italiana. En Italia rige el ius sanguinis: La ciudadanía se adquiere por descendencia; si los padres inmigrantes son ciudadanos italianos, también lo son sus hijos (Ley 91 de 1992).
Como se informa en el sitio de la Cámara de Diputados, durante la XVII legislatura, como en las tres anteriores, se volvió a plantear ante el Parlamento la cuestión de la reforma de la ley de ciudadanía para adaptarla al aumento masivo de flujos migratorios de los últimos años. La Cámara de Diputados aprobó un texto unificado que preveía la extensión de los casos de adquisición de la ciudadanía por nacimiento (ius soli) y la introducción de una nueva forma de obtener la ciudadanía después de un recorrido escolar (ius culturae). Sin embargo, la medida no completó su trámite en el Senado.
Ius soli: La ciudadanía se obtiene al nacer en el territorio del Estado en el que se reside. Una propuesta de ley, en el Parlamento desde 2013, tiene como objetivo introducir un ius soli moderado, exigiendo que al menos uno de los padres sea titular del derecho de residencia permanente.
Ius culturae: Los menores extranjeros nacidos en Italia o que llegaron antes del duodécimo año de edad pueden obtener la ciudadanía después de asistir regularmente durante al menos cinco años a uno o más ciclos en instituciones educativas del sistema nacional o a programas de educación y formación profesional de tres o cuatro años.
Otra reforma que no completó su trámite en el Senado se refiere al
Ius scholae: La ciudadanía se obtiene al finalizar un ciclo de estudios. Propone el reconocimiento de la ciudadanía italiana para los menores extranjeros nacidos en Italia o llegados antes de los 12 años, siempre que hayan residido legalmente y sin interrupciones en Italia y hayan asistido regularmente a al menos 5 años de estudios en el país, en uno o más ciclos escolares.